Por Martin Raschinsky y Tomás Viola
El bloque sudamericano del Mercosur buscó el jueves ampliar sus mercados frente a la guerra comercial global del presidente estadounidense Donald Trump, con Brasil llamando a estrechar lazos con las dinámicas economías asiáticas.
“Es hora de que Mercosur mire hacia Asia”, dijo el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, elogiando los beneficios potenciales de relaciones más profundas con Japón, China, Corea del Sur, India, Vietnam e Indonesia.
En un reflejo de las tensiones regionales, el presidente argentino Javier Milei amenazó con actuar por su cuenta si fuera necesario para asegurar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
“Emprenderemos el camino de la libertad, y lo haremos juntos o solos, porque Argentina no puede esperar”, advirtió Milei, pidiendo “más libertad” para negociar.
El líder libertario, ferviente admirador de Trump, no ha ocultado su desprecio por Lula, a quien ha calificado en el pasado de “corrupto” y “comunista”.
Lula, en su primer viaje a Argentina desde que Milei asumió en diciembre de 2023, no mantuvo reuniones bilaterales con el autoproclamado “anarcocapitalista”.
El veterano izquierdista brasileño, que asumió la presidencia rotativa de Mercosur de manos de su homólogo argentino, acusó a Milei de decir “disparates”.
Lula afirmó que bajo su liderazgo Mercosur buscará “fortalecer el comercio interbloque con socios externos” e implementar un histórico acuerdo comercial con la Unión Europea.
Bruselas alcanzó en diciembre un pacto con los miembros fundadores de Mercosur —Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay— para crear una zona de libre comercio de unos 700 millones de consumidores.
El acuerdo, que lleva 25 años de negociaciones, aún debe ser ratificado por los Estados miembros de la UE.
Ha enfrentado fuerte oposición en Francia, donde los agricultores temen ser desplazados por competidores latinoamericanos menos regulados.
Cambio climático en la agenda
El presidente uruguayo Yamandú Orsi dijo que ahora era “momento de reanudar negociaciones con socios clave como Corea del Sur y Canadá”.
Uruguay ha buscado durante décadas flexibilizar las reglas del bloque, que impiden acuerdos con otros países sin el consentimiento de todos los socios.
El cambio climático, la transición energética, la lucha contra el crimen organizado y la promoción del desarrollo tecnológico serían los principales objetivos de Mercosur durante los próximos seis meses, señaló Lula.
Se discutieron pasos para avanzar en acuerdos comerciales con Emiratos Árabes Unidos y Canadá, así como para actualizar convenios con Colombia, Ecuador, Panamá y República Dominicana, además de impulsar la integración regional del gas.
El miércoles, los cancilleres de Mercosur anunciaron un tratado de libre comercio con la Asociación Europea de Libre Comercio, integrada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, que no forman parte de la UE.
En medio del ambiente tenso de la cumbre, Lula se tomó el tiempo de visitar a su aliada Cristina Kirchner, la expresidenta argentina que cumple arresto domiciliario.
Lula, autorizado por un tribunal a verla, pasó casi una hora en su departamento de Buenos Aires.
La encontró “con buena salud, fuerte y decidida a luchar”, escribió en la red social X.
“Además de expresarle mi solidaridad por todo lo que ha atravesado, le deseé toda la fuerza necesaria para seguir luchando, con la misma determinación que ha caracterizado su carrera”, añadió.
Kirchner calificó la visita como “mucho más que un gesto personal: fue un acto político de solidaridad”, en su propio mensaje en X.
Estandarte de la izquierda argentina por más de dos décadas, Kirchner fue condenada por “administración fraudulenta” durante su mandato entre 2007 y 2015.
La dirigente de 72 años, que afirma que su juicio buscó silenciar sus críticas a la derecha, comenzó a cumplir el mes pasado una pena de seis años tras perder una apelación ante la Corte Suprema.


