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Los ricos de Nigeria impulsan las importaciones de paneles solares chinos

Vista general de una estación de minirredes híbridas en Doma Town, que funciona principalmente con energía solar, en Doma, estado de Nassarawa, Nigeria, el 16 de octubre de 2023. Las minirredes —pequeñas estaciones de energía que suelen abastecer a comunidades rurales— no son nuevas. Pero la caída en los costos de la tecnología solar durante la última década ha impulsado el crecimiento de minirredes de energía limpia, con el África rural posicionada para beneficiarse más. Casi 600 millones de africanos viven sin acceso a la electricidad, y solo en Nigeria esa cifra alcanza los 90 millones, o alrededor del 40 por ciento de la nación más poblada del continente. Y aunque África puede tener el mayor potencial para generar energía solar, según la Agencia Internacional de Energía (IEA), el continente se queda atrás en capacidad instalada. (Foto de Kola Sulaimon / AFP)

La clase acomodada de Nigeria impulsa el aumento de las importaciones de paneles solares chinos, lo que revela la profunda crisis energética del país, donde más de un tercio de la población sigue sin acceso a la electricidad.

Según el consultor de energía Ebipere K. Clark, esta dinámica no se debe solo a la falta de acceso a la electricidad, sino principalmente a una necesidad de seguridad energética: «Los más ricos instalan paneles en sus techos para garantizar un suministro estable ante una red eléctrica deficiente».

Estas frecuentes fallas en la red nacional han convertido al solar en una alternativa más confiable, mientras que empresas nigerianas y chinas planean implantar fábricas locales de fabricación para ampliar el acceso a la energía y crear empleos.

Nigeria también representa el mayor mercado africano para el reemplazo de grupos electrógenos: alrededor de tres millones de generadores están en servicio, lo que equivale a casi la mitad del total continental.

Clark estima que los fabricantes deberían ver al país no solo como un mercado, sino también como una base de producción. Sin embargo, la fabricación de paneles solares requiere importantes recursos de agua y energía, un desafío mayor para Nigeria y la mayoría de los países africanos.

Nicola Licata, experta con base en Shanghái, subraya que las importaciones chinas seguirán siendo dominantes: las cadenas de suministro permanecen en gran medida dependientes de China, que proporciona los equipos, las máquinas y los materiales clave como las obleas de silicio.

Estas últimas, obtenidas de la arena, constituyen el corazón de los paneles solares. Los fabricantes chinos han perfeccionado sus procesos, manteniendo una ventaja considerable sobre los nuevos competidores.

Así, los países africanos, penalizados por los impuestos, los costos logísticos y la ausencia de industrias conexas (vidrio, aluminio, ácido sulfúrico), continuarán dependiendo de las importaciones chinas.

La energía solar se desarrollará sobre todo en soluciones fuera de red (minirredes, instalaciones domésticas), particularmente atractivas desde la supresión de las subvenciones al combustible.

Finalmente, el politólogo Wei Shen estima que esta ola de importaciones puede convertirse en una oportunidad de formación técnica y de desarrollo de competencias locales en operaciones y mantenimiento, primer paso hacia una verdadera industria solar africana.