China está en medio de una campaña masiva de acumulación de petróleo que añadirá al menos 169 millones de barriles de crudo a sus reservas estratégicas en el próximo año.
Hasta ahora, se han construido 37 millones de barriles de capacidad de almacenamiento en 11 sitios en todo el país, con alrededor de medio millón de barriles nuevos añadidos diariamente a las reservas.
Con el petróleo ahora a un precio muy por debajo de los 70 dólares por barril, los responsables políticos chinos están aprovechando el bajo costo para construir una reserva que almacenará el equivalente a dos semanas de importaciones netas de crudo.
Los líderes chinos han estado preocupados durante mucho tiempo por la seguridad energética, especialmente tras el ataque de Estados Unidos e Israel a Irán en junio, que podría haber llevado al cierre del Estrecho de Ormuz, un punto clave de tránsito para aproximadamente el 40% del petróleo y gas importados por China.
Pero los analistas señalan que la actual fiebre de acumulación podría tener menos que ver con la geopolítica y más con aprovechar el momento del mercado. “Los funcionarios chinos de materias primas han demostrado que son comerciantes astutos con una visión a muy largo plazo. Y el petróleo está barato”, dijo el columnista de Bloomberg, Javier Blas.
Otros factores, según Blas, incluyen un exceso de inventario de almacenamiento disponible combinado con el deseo de desviar ahorros de los bonos del Tesoro de Estados Unidos para invertir en crudo como una forma de diversificar su cartera.
También es importante señalar que el petróleo no es, de ninguna manera, la única materia prima que China está acumulando. El país tiene enormes reservas estratégicas de alimentos y minerales críticos, entre otras cosas.
¿Por qué es importante?
Aunque el actual esfuerzo de acumulación puede ser tanto oportunista como una respuesta a las crecientes tensiones geopolíticas, no es un fenómeno nuevo.
Desde que China comenzó a depender de alimentos importados (a principios de los 90) y de energía extranjera (a principios de los 2000), los líderes chinos han estado preocupados por la vulnerabilidad que esto representa para su seguridad nacional.
Esos temores se han intensificado en los últimos años a medida que las relaciones con Estados Unidos se deterioraron y crecieron las preocupaciones de que Washington pudiera cortar rutas marítimas clave, como el Estrecho de Malaca, que podrían potencialmente privar a China de alimentos y energía



