Mientras el presidente de Argentina, Javier Milei, consolidaba su alianza con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el ministro peronista de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco, recibió el martes a una delegación del Instituto de Administración de Shanghái (SAI).
Bianco, aliado del gobernador peronista Axel Kicillof, encabezó el encuentro para intercambiar experiencias en formación de cuadros estatales y explorar cooperación con el Instituto Provincial de la Administración Pública bonaerense, según comunicado oficial.
La provincia de Buenos Aires, que aporta aproximadamente el 40% del PIB argentino, mantiene fuertes lazos comerciales con China, destino de cerca del 10% de sus exportaciones, principalmente soja y carne. Reelecto en 2023 por el peronismo, el gobernador Axel Kicillof prioriza alianzas con Pekín en infraestructura y comercio, en contraste con la postura crítica del presidente Javier Milei hacia China.
Fundado en 1949, el SAI ha capacitado a más de 60.000 funcionarios chinos, incluidos 4.000 directivos de alto nivel, y es central en la modernización del gobierno de Shanghái.
El gobierno provincial calificó el encuentro como “primer paso” hacia programas conjuntos de capacitación en gestión pública.
Mientras tanto, en Washington, Trump señaló a Milei que Argentina debe reducir sus lazos con China, especialmente en materia militar, para mantener el respaldo financiero de Estados Unidos.
¿Por qué es importante?
En su libro Desplazamiento Económico, China y el Fin de la Primacía de Estados Unidos en América Latina, Francisco Urdinez, profesor asistente en el Instituto de Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, sostiene que el capital chino ha creado una red de intereses que trasciende los gobiernos nacionales, conectando élites locales, políticas, empresariales y mercados dependientes del comercio con China.
Para consolidar su presencia frente a la polarización política y los cambios de liderazgo en Sudamérica, China prioriza alianzas a largo plazo con actores subnacionales, como provincias, líderes empresariales y firmas legales, asegurando su influencia económica y política en América Latina, independientemente de fluctuaciones ideológicas o cambios gubernamentales.




