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¿Cómo enfrentan los gerentes de China el choque cultural en América Latina?

TITULAR EN ESPAÑOL: «Muchas cosas nos recuerdan que México es realmente muy diferente de China»

Un informe exclusivo de Guancha.cn (Observer) —con un año de entrevistas reales a gerentes chinos en toda América Latina— expone el choque cultural entre la cultura de alta velocidad china y el “vida primero” latino.

En Brasil, por ejemplo, las empresas están obligadas a pagar los salarios dos veces al mes, y siempre a tiempo. Esto no es solo una regulación laboral, sino un reflejo de los hábitos financieros locales.

Muchos empleados viven en ciclos de efectivo ajustados y a corto plazo: si las empresas les pagan el salario completo del mes en un solo depoósito, a menudo desaparece en semanas, dejándolos en apuros al final del mes.

Es común que los trabajadores pidan prestado para el pasaje de autobús en su primer día o eviten el almuerzo a finales de mes, sobreviviendo con el café fuerte de la empresa o una siesta rápida.

Incluso las familias de clase media dependen en gran medida de los pagos a plazos; todo, desde comestibles y electrónicos hasta comida para mascotas y vacaciones, se compra a crédito.

La gente siempre está pagando algo, y retrasar el día de pago incluso por un día puede arrojar todo el sistema del empleado al caos.

Para los gerentes chinos acostumbrados a ahorros estables y gratificación diferida, este ritmo diario impulsado por deudas es revelador. También les recuerda que el tiempo en Brasil no se trata solo de programar el trabajo, sino de mantener la vida misma funcionando sin problemas.

Entender ese ritmo es clave para prevenir frustración, desconfianza y conflictos culturales no intencionados.

Mientras tanto, en el gigante de la moda rápida SHEIN, los reclutadores visitan los Institutos Confucio en México para encontrar empleados locales cuyos valores se alineen con la cultura china, con la esperanza de que perspectivas compartidas mitiguen las fricciones interculturales.

Los gerentes chinos también están aprendiendo qué no hacer.

Las tácticas motivacionales comunes en China, como comparar públicamente el rendimiento o presionar a los empleados mediante culpa o presión, pueden tener un efecto contraproducente dramático en América Latina, donde ese estilo de gestión se considera acoso psicológico y puede incluso llevar a demandas.

Muchos gerentes ahora están despertando al poder político y social de los sindicatos, que actúan no solo como representantes laborales, sino como nodos en la gobernanza comunitaria y la política local.

Más allá de RRHH y comunicación, persisten choques estructurales más profundos. La insistencia de la casa matriz en plazos estrictos a menudo causa más retrasos que progreso.

Ignorar las leyes locales y las normas culturales tiene un costo elevado: una sola huelga puede detener la producción durante meses, una demanda sindical puede marcar a una empresa como “mal empleador”, y una sola foto viral puede destruir su reputación. En la era de las redes sociales, una vez que se pierde la credibilidad, es casi imposible recuperarla.

¿Por qué es importante?

A través de sus luchas y ajustes, los gerentes chinos de primera línea en América Latina están aprendiendo que el éxito en el extranjero no se trata simplemente de localización o de marcar casillas de cumplimiento.

Se trata de humildad, aprender de las instituciones y desarrollar una empatía corporativa más profunda. Con el tiempo, incluso las “inconveniencias” de los sindicatos, el tiempo de los pagos y los largos descansos para el almuerzo se han revelado no como ineficiencias, sino como la arquitectura silenciosa de cómo las comunidades se mantienen unidas.