Durante la última década, China se ha posicionado como líder mundial en la refinación de cobre, concentrando más de la mitad de la capacidad global.
Su estrategia, diseñada para asegurar el control de minerales críticos esenciales para impulsar desde las redes de energía limpia hasta los vehículos eléctricos, el equipo de defensa y las industrias de la construcción, dio resultados. Sin embargo, esa estrategia comienza ahora a mostrar fisuras.
Fundiciones en toda China y en sus proyectos en el extranjero están cerrando o suspendiendo operaciones debido a una creciente escasez de concentrado de cobre, la materia prima esencial para la refinación.
Cada vez se amplía más el desajuste entre la capacidad de fundición y la producción minera, lo que ha llevado las tarifas de procesamiento a niveles negativos, amenazando la viabilidad de estas grandes inversiones.
Desajuste entre minería y fundición y desplome de las tarifas de procesamiento
El cobre es indispensable para la infraestructura moderna, ya que se utiliza ampliamente en redes eléctricas, construcción, transporte, defensa y tecnologías renovables como paneles solares y aerogeneradores.
La ambiciosa expansión de la energía verde en China ha sido un motor clave de la demanda de cobre. El fuerte aumento de las inversiones en la red eléctrica del país fue el principal impulsor del crecimiento de la demanda de cobre entre 2022 y 2024.
A pesar de la sólida demanda impulsada por la electrificación, los proyectos mineros actuales apuntan a un posible déficit de suministro del 30% para 2035, debido a la disminución de la ley del mineral, el aumento de los costos de capital, la escasa aparición de nuevos yacimientos y los largos plazos de desarrollo.
No obstante, este auge de la demanda no se ha correspondido con un crecimiento suficiente de la producción minera.
A nivel mundial, la capacidad para fundir mineral de cobre y convertirlo en cátodos —mediante un proceso que separa el mineral de otros elementos para obtener cobre más puro— aumentó un 5% entre 2023 y 2024.
Las tarifas de tratamiento del cobre, que normalmente son los honorarios cobrados por los procesadores, se han desplomado muy por debajo de cero. La minera chilena Antofagasta Plc propuso cargos negativos para los suministros contratados con fundiciones chinas.
En mayo, el precio cobrado por las fundiciones para refinar cayó a un nivel sin precedentes de menos 45 dólares por tonelada, según Fastmarkets. Esto ha llevado a algunas fundiciones a operar con pérdidas, ya que las tarifas de procesamiento son tan bajas que no cubren los costos.
Sin embargo, para mantener sus contratos de suministro, algunas fundiciones chinas parecen aceptar condiciones no rentables con tal de asegurar materia prima, dado que tienen acuerdos a largo plazo con sus compradores. Cerrar las fundiciones puede resultar aún más costoso que operar con pérdidas, debido a los elevados costos fijos.
Por ello, operar con márgenes negativos se ha convertido en una estrategia de largo plazo, especialmente si esperan que los precios o las tarifas se normalicen. Pero si la producción minera de cobre se mantiene en los niveles actuales, las fundiciones se verán obligadas a cerrar.
En marzo, la multinacional minero-comercial anglosuiza Glencore cerró su fundición Pasar en Filipinas, alegando el deterioro de las condiciones del mercado.
Por su parte, la china Sinomine Resource Group, que opera en Namibia, suspendió las operaciones de la fundición de cobre Tsumeb, una de las pocas en el mundo capaz de procesar minerales de alta ley, que recibía concentrado desde Chile, Perú y Bulgaria.
Fundiciones chinas en modo crisis
En China, especialmente en las provincias ricas en cobre de Jiangxi y Yunnan, las fundiciones están reduciendo operaciones, deteniendo la producción o recurriendo al reciclaje de chatarra como medida de emergencia. Muchas refinerías más pequeñas operan muy por debajo de su capacidad o han cerrado por completo.
Pese a la sólida demanda global de cobre, la producción minera sigue rezagada.
En Chile y Perú, los principales productores mundiales de cobre, la producción ha disminuido y las leyes del mineral se han reducido. De igual modo, Buenaventura, una de las mayores mineras de Perú, ha tenido que retrasar un proyecto de cobre de 2.770 millones de dólares en Algarrobo, en el norte del país, debido a preocupaciones de las comunidades locales por el acceso al agua.
Según la consultora Skarn Associates, alrededor del 7% del suministro mundial de cobre está en riesgo de interrupción por inundaciones o sequías en 2024, una cifra que podría aumentar un 30% para 2030. El resultado es una escasez global de mineral de cobre que asfixia a las fundiciones y genera preocupación por la seguridad del suministro a largo plazo.
Un largo camino hacia la recuperación
No existe una solución rápida. Además de la caída de la producción, el tiempo promedio desde el descubrimiento de un yacimiento de cobre hasta su puesta en operación es de 17 años.
Esto significa que, a menos que la producción minera se incremente de manera drástica y acelerada, el exceso de capacidad de fundición seguirá desestabilizando el mercado en el futuro previsible. A corto plazo, más cierres parecen inevitables. El sector deberá reducir capacidad o invertir de forma agresiva en nuevos proyectos mineros.
En última instancia, esta situación afectará a países productores como Zambia y la República Democrática del Congo (RDC), que están construyendo fundiciones para captar un mayor valor de sus recursos.
La RDC, el segundo mayor productor mundial de cobre, continúa levantando fundiciones. El complejo Kamoa-Kakula inaugurará una gran fundición en septiembre de este año, mientras que la fundición Lualaba Copper Smelter (LCS) en Zambia está ampliando su capacidad con inversión de China Nonferrous Mining Corporation, uno de los principales productores chinos.
Sin embargo, existe el riesgo de que estos países estén invirtiendo fuertemente en capacidad de refinación sin aumentar de forma paralela el suministro de mineral de cobre. El resultado podría ser activos varados, pérdida de empleos y menores ingresos fiscales.
Para mitigar el riesgo, los gobiernos que buscan industrializarse deben garantizar un suministro suficiente de mineral o, en su defecto, promover alianzas regionales con países con grandes reservas para asegurar el abastecimiento. De lo contrario, las inversiones en fundiciones podrían convertirse en costosos elefantes blancos.


