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Cómo el poder de veto de Paraguay podría redefinir el futuro comercial de China en Sudamérica

(I/D) El presidente de Argentina, Javier Milei, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el presidente de Paraguay, Santiago Peña, posan para la foto de familia de la Cumbre del Mercosur LXV en Montevideo el 6 de diciembre de 2024. (Foto de Eitan ABRAMOVICH / AFP)

En medio de una serie de acontecimientos geopolíticos que acaparan titulares, una historia ha pasado en gran medida desapercibida: varias señales recientes desde Paraguay sugieren un posible giro en la histórica relación diplomática del país con Taiwán.

Aunque pueda parecer un capítulo más en la prolongada disputa entre Pekín y Taipéi por el reconocimiento diplomático en América Latina, este caso tiene una importancia desproporcionada.

Pese a ser un país pequeño y sin salida al mar, Paraguay ocupa un lugar estratégico: posee una llave del Mercado Común del Sur (Mercosur), uno de los bloques comerciales más importantes del Sur Global.

Como el Mercosur funciona por consenso —lo que otorga a cada miembro fundador un veto efectivo—, Paraguay tiene la capacidad de moldear las asociaciones externas del bloque.

Como resultado, la presencia diplomática de Taiwán en Asunción se cruza directamente con las ambiciones más amplias de China de ganar acceso económico e influencia en la región.

Relaciones Paraguay-Taiwán

Paraguay es el último aliado diplomático de Taiwán en Sudamérica. Ambos mantienen relaciones diplomáticas desde 1957. A lo largo de los años, los dos países han reflejado con frecuencia posturas políticas similares.

Cuando Paraguay estaba bajo el régimen autoritario y anticomunista de Alfredo Stroessner, Taiwán era gobernado por el generalísimo Chiang Kai-shek y su hijo Chiang Ching-kuo.

Los dos países también comparten una cronología semejante en cuanto a la democratización: Paraguay inició este proceso tras un golpe de Estado en 1989, mientras que Taiwán lo hizo en 1987, tras el levantamiento de la ley marcial.

Las relaciones diplomáticas se han mantenido fluidas con visitas recíprocas al más alto nivel. En 2018 entró en vigor un tratado de libre comercio entre Asunción y Taipéi, aunque su ratificación se retrasó porque Paraguay necesitaba la aprobación de los demás miembros del Mercosur, ninguno de los cuales reconoce a Taiwán.

La importancia del Mercosur

El Mercosur es un bloque comercial sudamericano formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay para promover el libre comercio y la integración económica.

Configurado por la geografía de sus miembros fundadores, el Mercosur se ha orientado hacia relaciones trasatlánticas, lo que ha dado lugar a negociaciones de libre comercio con la Unión Europea (UE) e incluso con la Unión Económica Euroasiática (UEE).

Con el tiempo, el Mercosur ha ampliado su alcance: Bolivia se ha sumado como miembro pleno y otros países lo han hecho como asociados, entre ellos Chile, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Panamá. Hoy, el Mercosur es considerado la quinta economía más grande del mundo.

La importancia de Paraguay dentro del bloque no puede subestimarse. Todas las decisiones en materia comercial se adoptan por consenso, lo que otorga a los miembros fundadores un poder de veto efectivo. Si el bloque quiere relacionarse con la UE, la UEE o China, necesita el apoyo de Paraguay. Por ello, la cuestión del reconocimiento diplomático resulta esencial.

¿Un cambio en el horizonte?

En una entrevista con CNN en Español, el ministro paraguayo de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos, expresó la disposición de Paraguay a firmar un tratado de libre comercio con China, siempre que Pekín también estuviera dispuesto a negociarlo con el Mercosur. Sus declaraciones implicaban una nueva apertura a adoptar la política de Una sola China, lo que señalaría un posible giro diplomático respecto a Taipéi.

Las tensiones aumentaron semanas después, cuando Carlos Núñez, diputado paraguayo del partido gobernante, defendió públicamente un cambio diplomático durante una reunión con la embajadora de China en Panamá, Xu Xueyuan.

El encuentro tuvo lugar al margen del Parlamento Latinoamericano y Caribeño (Parlatino), con sede en Ciudad de Panamá, donde China tiene un asiento permanente como observador.

Tras la reunión, Núñez declaró: “Podemos construir una relación sólida que beneficie a nuestra nación y abra nuevas puertas al progreso. Juntos trabajaremos para hacer realidad este sueño y fortalecer los lazos con China”.

Sin embargo, un giro diplomático pleno parece aún lejano. El canciller paraguayo, Rubén Ramírez Lezcano, afirmó recientemente que Paraguay estaba abierto a establecer relaciones diplomáticas, consulares y comerciales con China continental, pero que no rompería vínculos con Taiwán como condición previa, desafiando en la práctica la política de Una sola China.

Otro episodio reciente que refleja la tensión entre Paraguay y China fue la expulsión de un diplomático chino que asistía a una conferencia de la UNESCO en Asunción, tras su presunta injerencia en los asuntos internos del país sobre Taiwán.

Las implicaciones de una reorientación paraguaya hacia China son claras. El reconocimiento diplomático daría a Pekín acceso al Mercosur y le permitiría ejercer influencia y reorientar la perspectiva trasatlántica del bloque hacia un enfoque más centrado en China.

En la práctica, no obstante, este escenario parece improbable a corto plazo. Los históricos lazos de Paraguay con Taiwán y la firme postura prodemocracia de su élite política conservadora hacen poco probable un realineamiento diplomático repentino.

Aun así, en un momento de creciente competencia estratégica global, la pugna diplomática en Paraguay tiene un peso que trasciende sus fronteras. Su desenlace podría determinar quién orienta el rumbo futuro de uno de los bloques comerciales más relevantes del sur global.

Alonso Illueca es investigador no residente del CLA para América Latina y el Caribe