Con un reloj fiscal cada vez más apremiante y el peso del equilibrio geopolítico sobre sus hombros, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa llegó a China la semana pasada con algo más que una aparición en un foro en su agenda.
Su viaje al Foro de Davos de Verano 2025 en Tianjin tuvo un doble propósito como una misión diplomática crucial: ganar tiempo para las inminentes obligaciones de deuda de Ecuador y asegurar nuevas líneas de vida económicas.
La visita coincidió con los 45 años de las relaciones diplomáticas entre Ecuador y China. Según un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Noboa se reunió con Xi Jinping para profundizar la asociación estratégica entre China y Ecuador, centrándose en comercio, tecnología, cultura, educación y juventud.
Pero para Noboa, las prioridades eran mucho más inmediatas: reestructurar la deuda, mejorar las condiciones de financiación y ampliar el comercio bilateral.
China es el segundo socio comercial de Ecuador, con un Tratado de Libre Comercio vigente desde 2024, y un prestamista importante, especialmente en proyectos de infraestructura.
Deuda, plazos y cálculos diplomáticos
La visita de Noboa marca el último capítulo en los esfuerzos recurrentes de Ecuador para reestructurar la deuda del país con acreedores chinos.
Según el Ministerio de Economía de Ecuador, la deuda actual del país con China asciende a cerca de 2.500 millones de dólares. Esto representa una reducción significativa respecto a los 5.000 millones de dólares adeudados anteriormente, que fueron reestructurados en 2022 bajo el entonces presidente Guillermo Lasso.
Bancos chinos como el Banco de China, el Banco de Desarrollo de China y el Banco de Exportación e Importación de China ahora poseen menos del 10% de la deuda soberana total de Ecuador, lo que a primera vista parece positivo.
Sin embargo, el acuerdo de Lasso pospuso pagos por 1.400 millones de dólares hasta 2025, extendió los vencimientos de la deuda hasta 2027 y 2032, redujo las tasas de interés y utilizó el crudo ecuatoriano como garantía.
Sí, la decisión de Lasso fue clave para evitar un déficit de financiación de casi 3.000 millones de dólares. Pero también creó un plazo que Noboa ahora debe abordar.
Como él mismo expresó, Ecuador necesita “más obras públicas, mayor asistencia social y espacio libre en el presupuesto para generar crecimiento económico”, todo lo cual depende de otra ronda de reestructuración.
El viaje también tuvo implicaciones multilaterales. El Fondo Monetario Internacional (FMI) proporciona una financiación significativa a Ecuador, principalmente a través de un Mecanismo Ampliado de Financiamiento.
Dada la creciente influencia de China dentro del FMI, la ministra de Relaciones Exteriores de Ecuador, Gabriela Sommerfeld, afirmó que el país buscará el apoyo de Pekín para mantener esta asistencia y que Ecuador no descarta solicitar financiación adicional a China si el FMI decide interrumpir su apoyo al país.
Promesas de inversión y problemas de infraestructura
Como resultado inmediato de la visita de Noboa a Pekín, un portavoz del gobierno anunció que Power China invertirá 400 millones de dólares en proyectos de energía renovable y su almacenamiento.
Power China es la empresa matriz de la firma de ingeniería china Sinohydro, que construyó la represa Coca Codo Sinclair en Ecuador, un proyecto plagado de fallos de construcción y que está causando degradación ambiental en el lugar.
Financiada por el Banco de Exportación e Importación de China, la represa fue parte de un controvertido acuerdo de petróleo por préstamos, con Ecuador pagando la deuda mediante envíos de crudo con descuento, según informó The New York Times. Ecuador actualmente busca compensaciones a través de un arbitraje con Sinohydro.
Otro logro importante surgido de la reunión Xi-Noboa fue la firma de un plan de cooperación para promover la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Ecuador se unió a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) en 2018, y los proyectos se han centrado principalmente en energía hidroeléctrica e infraestructura.
Aunque los detalles del plan no han sido revelados, parece estar vinculado al Foro China-CELAC. Xi aprovechó la ocasión para pedir la implementación de los acuerdos de la cuarta reunión ministerial del foro, sugiriendo esfuerzos renovados para reactivar el impulso de la Franja y la Ruta en América Latina, especialmente tras la salida de Panamá y la reciente incorporación de Colombia.
Entre superpotencias
El viaje de Noboa no representa un giro hacia Pekín ni una ruptura con Washington. Más bien, es emblemático de lo que muchos países del sur global (y especialmente los de América Latina y el Caribe) enfrentan: abordar eficazmente sus problemas políticos y socioeconómicos más urgentes sin tener que elegir un bando.
Sin embargo, como también demuestra Ecuador, en la práctica, muchos de estos países están alineados de facto (al menos temporalmente) con la superpotencia que les proporciona el alivio más inmediato.
En una era de competencia estratégica y fragmentación regional, un número creciente de países está optando por la reducción de riesgos, la diversificación, la conveniencia y un enfoque más transaccional en sus relaciones internacionales.
Llámelo no alineamiento activo o multialineamiento, el ejemplo ecuatoriano demuestra que esta tendencia llegó para quedarse.
Alonso Illueca es investigador no residente para América Latina y el Caribe de CLA



