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Diálogo China-América Latina choca con la ofensiva comercial de Estados Unidos

Imagevia Flickr/Cancillería del Ecuador

La próxima IV Reunión Ministerial del Foro China–CELAC (CELAC es el acrónimo en español de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) se celebrará en Pekín a finales de este mes, en un contexto de creciente rivalidad estratégica —algunos dirían confrontación abierta— entre Estados Unidos y China. En este escenario en rápida transformación, América Latina y el Caribe se han convertido en un campo de batalla clave. Los aranceles y la actual guerra comercial entre las dos superpotencias están redefiniendo las relaciones de la región con China y tendrán una fuerte influencia en el tono y los resultados del próximo foro.

Atrapados entre Estados Unidos y China

Desde el inicio del gobierno del presidente Donald Trump, Estados Unidos señaló su intención de contrarrestar y relegar a China de Latino América. El ejemplo más visible está relacionado con el Canal de Panamá, con el presidente estadounidense afirmando que China “controla” la vía interoceánica.

Esta afirmación sin fundamento ha derivado en varias concesiones por parte de Panamá, incluyendo su salida de la Franja y la Ruta, el acuerdo BlackRock-Hutchison, el establecimiento de sitios militares conjuntos, el marco “primero y gratis” para el tránsito de buques de guerra estadounidenses por el canal, y la caracterización de la presencia china en el istmo como problemática.

Sin embargo, este no es el único espacio en el que Estados Unidos ha buscado contrarrestar la influencia china. Uno de los primeros puntos en la agenda del secretario de Estado, Marco Rubio, incluyó a China y Centroamérica.

De hecho, su primer viaje al exterior fue a Centroamérica —incluyendo Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y República Dominicana—. Un constante a lo largo de esta gira fue el empeño de Rubio en contener la influencia china en la región. En particular, mostró interés en frenar el avance de la tecnología 5G china en Costa Rica.

También buscó reforzar la alianza Estados Unidos-Guatemala-Taiwán y contener a Pekín mediante la transformación de Puerto Quetzal en un centro logístico regional.

Estos acontecimientos no pasaron desapercibidos en la región. Una potencia regional como Brasil parece actuar con cautela e intentar establecer —al menos en términos figurativos— cierta distancia saludable con Pekín.

La postura actual de Estados Unidos se convierte en un tema divisivo para la región, con algunos países que buscan una autonomía estratégica y otros que abogan por alinearse con uno u otro. En este contexto, es poco probable que en el próximo Foro China-CELAC se asuma algún compromiso significativo.

Un buen ejemplo es la reciente gira del presidente brasileño Lula da Silva a Japón y Vietnam, con la notable omisión de una escala en China. Al mismo tiempo que Lula intenta no enviar una señal equivocada a Trump, también hay intentos entre China, Perú y Brasil de encontrar una alternativa al Canal de Panamá mediante el tren bioceánico, que conectaría el megapuerto de Chancay en Perú con el puerto de Santos en Brasil.

En contraste, el presidente argentino Javier Milei ha suavizado su retórica hacia China, pasando de un enfoque ideológico a uno más pragmático. Los ejemplos de Brasil y Argentina resuenan en la región latinoamericana, que en su conjunto busca encontrar un punto medio en la actual pugna Washington-Pekín.

En el contexto actual, los países de la región también podrían ser proclives a la polarización o a asumir un enfoque binario: o Estados Unidos o China. En ese sentido, el calendario electoral sugiere que el péndulo podría inclinarse hacia Washington, con comicios previstos en Bolivia, Chile y Honduras en 2025, y en Perú, Colombia, Brasil y Costa Rica en 2026.

En todos estos países, los candidatos alineados con Trump están bien posicionados para cambiar el rumbo. Queda por ver si esas posibles victorias se traducirán en una ola regional anti-China o si esos nuevos gobiernos adoptarán un enfoque pragmático como el de Milei.

La niebla de los aranceles y la guerra comercial

El 2 de abril de 2025, el llamado “Día de la Liberación”, el presidente Trump anunció la imposición de “aranceles recíprocos” a la mayoría de los países, que afectó a todos los países de la región con una tarifa del 10% —excepto Nicaragua (18%), Guyana (38%) y Venezuela (15%)—. Estados Unidos también aplicó un arancel recíproco del 41% a las Islas Malvinas —tomando indirectamente partido contra Argentina en su disputa bilateral con el Reino Unido por las islas.

Los aranceles mínimos distan de ser un guiño hacia América Latina, ya que las tarifas están lejos de ser verdaderamente recíprocos: están vinculados al déficit o superávit comercial que cada país mantiene con Estados Unidos, lo que significa que las naciones más afectadas son aquellas con un amplio superávit comercial con Washington.

A esto hay que agregar la actual guerra comercial entre Estados Unidos y China, en la que Washington ha impuesto un arancel del 145% a los bienes chinos y Pekín un arancel del 125% a los bienes estadounidenses. Los crecientes regímenes arancelarios reflejan un entorno comercial global cada vez más polarizado, que hace prácticamente imposible que los países de la región adopten una posición neutral o equilibrada entre las dos superpotencias —particularmente dada la actual postura de Estados Unidos en materia de comercio.

En este contexto, se espera que el próximo Foro China–CELAC esté fuertemente controlado, con participantes cautelosos de no parecer alineados con ninguno de los dos bandos.

Qué esperar del Foro China–CELAC

Desde el establecimiento del Foro China–CELAC en 2014, los Planes Conjuntos de Acción para la Cooperación (2015-2019, 2019-2021 y 2022-2024) han sido documentos clave para entender los marcos existentes entre Pekín y la región.

El Plan 2015-2019 se centró en promover un crecimiento inclusivo y un desarrollo sostenible, al tiempo que buscaba reducir la desigualdad social y diversificar la producción, comprometiendo a China a invertir 250.000 millones de dólares en la próxima década y alcanzar un volumen de comercio interregional de 500.000 millones de dólares.

Fotografía familiar de la IX Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en el Banco Central de Honduras (BCH) en Tegucigalpa, el 9 de abril de 2025. (Foto de STRINGER / AFP)

Por su parte, el Plan de Acción 2019-2021 continuó promoviendo el desarrollo sostenible y la cooperación, incorporando la Iniciativa de la Franja y la Ruta y áreas prioritarias como: (a) política y seguridad, (b) infraestructura y transporte, (c) comercio, inversión y finanzas, (d) agricultura, (e) industria, ciencia y tecnología, (f) cooperación en medio ambiente, (g) intercambio cultural y (h) otras áreas.

El Plan de Acción 2022-2024 mantuvo el modelo de cooperación a través de estas áreas clave, con un énfasis en profundizar la cooperación política, fomentar asociaciones económicas y financieras, y promover la colaboración en infraestructura, tecnología y cultura.

Para 2025, aún está por determinarse si se promulgará un nuevo plan de cooperación o si el Foro China-CELAC está entrando en una nueva etapa en su funcionamiento interno. Esto también establecerá el tono para un debate prolongado: el impulso de China hacia la institucionalización de la CELAC.

Actualmente, la CELAC es un mecanismo multilateral informal que carece de una sede permanente y de las características formales de un organismo internacional. La continuación de diálogos institucionalizados sugiere que Pekín sigue interesado en formalizar la CELAC, cuyo rol se considera complementario a otros foros como la APEC, el G20 y los BRICS.

El Foro China-CELAC también sería un espacio interesante para fomentar asociaciones en el ámbito de los minerales de transición, particularmente en relación con el litio y el cobre.

El “Triángulo del Litio” —Argentina, Chile y Bolivia—, que junto con Perú y Brasil concentra más del 50% de las reservas mundiales de litio, está destinado a dominar cualquier discusión sobre la transición energética.

También el cobre y el rol que tienen Chile y Perú en esta industria, así como la perspectiva de que Argentina expanda sus actividades de exploración y extracción, hará que las reuniones paralelas en el Foro China-CELAC sean muy importantes, dado el interés continuo y los éxitos previos de empresas chinas en las industrias de extracción y refinación en América Latina y el Caribe.

¿Qué Esperar en la CELAC de Este Año?

Hace unas semanas, la IX Cumbre de la CELAC en Tegucigalpa, Honduras, finalizó sin la adopción de una declaración final. Argentina y Paraguay se opusieron al documento porque incluía una crítica a las políticas arancelarias de Estados Unidos.

Aunque 30 de los 33 miembros apoyaron el documento, América Latina y el Caribe sigue sin una posición regional unificada. La relación con China sigue siendo un tema complejo y delicado para la región, que debe abordarse con cautela y una visión estratégica.

Cuando se considera junto con la postura actual de Estados Unidos, también se convierte en un tema divisivo para la región, con algunos países buscando autonomía estratégica mientras otros abogan por alinearse con Estados Unidos o con China. En este contexto, es poco probable que se asuma algún compromiso significativo en el próximo Foro China-CELAC.

Los principales resultados podrían ser el fortalecimiento de la cooperación en áreas específicas, al tiempo que sirve como un espacio para discutir el panorama estratégico más amplio.

Alonso Illueca es investigador no residente para América Latina y el Caribe