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Apostar por Pekín: cómo un cambio diplomático hundió las exportaciones de camarón de Honduras

Una empleada muestra el camarón que se exporta a Taiwán en Choluteca, Honduras, el 4 de abril de 2023. “No queremos que dejen de hacer negocios con Taiwán”, se quejó a AFP Lorena de Jesús Zelaya, de 51 años, quien trabaja en una empacadora de camarón. (Foto de Orlando SIERRA / AFP)

Honduras rompió relaciones con Taiwán en 2023 e inició relaciones diplomáticas con China, apostando a que el acceso a uno de los mercados más grandes del mundo traería prosperidad.

El gobierno de la presidenta Xiomara Castro calificó la decisión como un paso estratégico hacia acuerdos comerciales más amplios y una cooperación económica más profunda.

Pero dos años después, uno de los sectores de exportación más importantes del país —la industria camaronera— está en crisis.

El sector que antes fue una potencia regional y el principal proveedor centroamericano de Taiwán, ha visto el desplome de las ventas, el cierre de plantas procesadoras y la desaparición de miles de empleos.

El giro que prometía oportunidades ha dejado en evidencia, en cambio, los riesgos de volcarse hacia Pekín sin un plan claro para lo que vendría después.

En el momento del cambio diplomático, la lógica parecía sólida. Al adherirse a la política de “una sola China”, Honduras se abría acceso a 1.400 millones de potenciales consumidores, muy por encima de los 23 millones de Taiwán.

Para Taiwán, fue un duro revés: perdía a otro aliado diplomático en Centroamérica. El entonces canciller taiwanés Joseph Wu afirmó que Tegucigalpa rompió con Taipéi porque Honduras había solicitado 2.400 millones de dólares en ayuda —incluyendo la construcción de un hospital y una represa, además de la condonación de la deuda— peticiones que Taiwán no podía cumplir.

La dependencia de la industria camaronera con Taiwán era profunda. Desde la década de 1990, el cultivo de camarón ha sido un pilar de la economía hondureña, generando importantes ingresos y empleos.

En 2008, un tratado de libre comercio entre Taipéi y Tegucigalpa impulsó el sector, con exportaciones anuales a Taiwán que rondaban los 100 millones de dólares, alrededor del 40% de todas las exportaciones de camarón de Honduras.

El cambio diplomático y el fin del acuerdo de libre comercio provocaron una caída significativa en estas exportaciones. En 2024, las ventas de camarón se desplomaron un 67%, dejando apenas 25 millones de dólares en ingresos. Más de 60 empresas, incluidas dos plantas procesadoras, cerraron operaciones, y se perdieron 14.000 empleos.

Se esperaba que China cubriera ese vacío e incluso lo ampliara, pero las compras han quedado muy por debajo de lo esperado y los precios ofrecidos por compradores chinos son más bajos que los de Taiwán, afectando la rentabilidad de un sector que representa el 2% de la economía hondureña y da sustento a cerca de 150.000 empleos.

Lo más importante: Taiwán no solo era el principal mercado del camarón hondureño, también brindaba asistencia técnica para el cultivo, una pérdida que se siente en toda la industria.

En Honduras, estos acontecimientos han alimentado una narrativa cada vez más hostil hacia Pekín, acusando a China de hacer promesas vacías.

Por su parte, China intentó apoyar al sector camaronero hondureño otorgando acceso libre de aranceles a sus mercados en 2024 bajo un acuerdo de cosecha temprana, pero los resultados han sido decepcionantes. De 250 contenedores exportados ese año, solo uno fue adquirido por China, un desaire que el presidente de la Asociación Nacional de Acuicultores de Honduras calificó de “desagradable e irrespetuoso”.

Recientemente, dos empresas estatales chinas firmaron acuerdos para aumentar de forma significativa el consumo de camarón hondureño hasta 3.000 toneladas.

Aunque es un avance, la cifra aún queda por debajo de las compras de Taiwán incluso tras la ruptura de relaciones. En 2024, Honduras exportó 4.200 toneladas a Taiwán, frente a un promedio de 11.000 toneladas en años anteriores.

En un año electoral, estos hechos no han pasado desapercibidos en Honduras. El partido en el poder mantiene su decisión de establecer lazos con Pekín, al tiempo que vuelve a acercarse a Taipéi para explorar otras posibilidades de apoyo al sector camaronero.

La oposición, por su parte, ha aprovechado el colapso de la industria para abogar por restablecer relaciones con Taiwán y distanciarse de China.

El caso de la industria camaronera hondureña ofrece una lección clara para los países del sur global: el acceso al vasto mercado chino presenta oportunidades, pero no es un atajo hacia el éxito.

Sin una planificación cuidadosa, un análisis de mercado y un seguimiento estratégico, los riesgos pueden superar las ganancias. El sector camaronero de Honduras es hoy una prueba viviente de que, cuando se trata de Pekín, los números por sí solos no bastan. La estrategia importa.

Alonso Illueca es investigador no residente del CLA para América Latina y el Caribe.